Los rábanos tienen un sabor fuerte y dan un atractivo sabor a nuestras ensaladas. Su color y, sobre todo, ese gusto amargo que nos deja en la boca ya nos ofrecen una pista de que se trata de un alimento adecuado para el hígado.
Es interesante saber que todos los vegetales que dejen este sabor en nuestra boca consiguen que nuestro organismo funcione mucho mejor: se estimula la bilis, desintoxicamos el organismo y favorecemos la absorción de nutrientes.
No evites pues el consumo de esos alimentos amargos como pueden ser las endivias, el perejil y sobre todo los rábanos.
¡Te sorprenderás de todo lo que pueden hacer por ti! Te lo explicamos.
La importancia de consumir rábanos de forma regular
¿Eres de las que siempre incluye unas laminitas de rábanos en sus ensaladas? Si es así, debes saber que estás cuidando no solo de tu salud general. En especial, estás optimizando tu función hepática.
Hay a quien le incomoda su presencia en cualquier receta. El sabor amargo o ligeramente ácido de los rábanos no es siempre muy agradable, de ahí que se acaben apartando.
No obstante, para mucha otra gente ese contraste es, en realidad, un aliciente en la mayoría de sus platos. De ahí que se incluya siempre de forma natural, puesto que es el mejor modo en que podemos beneficiarnos de ellos.
Veamos ahora todos los beneficios que se encierran en este vegetal tan singular e interesante.
Un tesoro de nutrientes
¿Sabías que el rábano se usa desde la antigüedad como un alimento medicinal? Así es. Ha servido siempre como digestivo y como medio para tratar y curar el hígado.
En Oriente, por ejemplo, cuentan con esa variedad de color verde con la que elaboran el siempre estimulante “wasabi”, el cual, como ya sabes, tiene la particularidad de dejarnos su sabor picante en la boca solo durante unos segundos para, después, desaparecer.
Hay pues muchos tipo de rábanos, y resulta curioso, por ejemplo, saber que el que mayores propiedades curativas suele tener es el rábano negro. ¿Lo has probado alguna vez?
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Apunta ahora todos los beneficios nutricionales que te aporta este pequeño vegetal:
- Su composición es rica en fibra.
- Dispone de casi 20 aminoácidos.
- Es rico en vitaminas del grupo B, y vitamina C.
- Contiene yodo, magnesio y azufre.
- Las propiedades medicinales de los rábanos se deben, ante todo, a su virtud para cuidar del hígado y la vesícula. Todo ello se debe a sus componentes azufrados: los glucosinolatos.
- Estos elementos lo que hacen es elevar la producción de bilis.
- Además, el consumo regular de rábanos nos permite desintoxicar la vesícula biliar y facilitar su trabajo durante las digestiones.
- Los rábanos son además muy diuréticos y cuidan de que no se almacenen materiales en los riñones, evitando así la formación de cálculos renales.
- ¿Sufres de digestiones pesadas? ¿De hinchazones intestinales o gases? Incluye siempre rábanos frescos en tus ensaladas y evitarás, además, el clásico estreñimiento.
- El rábano, es muy parecido a las cebollas. Ese sabor azufrado encierra en realidad un sinfín de beneficios de los que deberíamos aprovecharnos un poco más:
- El rábano tiene propiedades antisépticas muy adecuadas para tratar casos de bronquitis, asma o tos irritativa.
- Esos componentes azufrados volátiles son además muy adecuados para limpiar nuestros intestinos y el colon, de ahí que los rábanos se incluyan entre esos alimentos recomendados para prevenir distintos tipos de cánceres como el de colon, estómago o pulmón.
- Uno de esos elementos que contienen los rábanos son, como ya te hemos indicado antes, los glucosinolatos, presentes también en las verduras crucíferas y que, como decimos, nos ayudan a luchar contra la aparición del cáncer. Vale la pena tenerlo en cuenta.
- Receta del jugo de rábano para cuidar de tu hígado y tus digestiones
¿Qué necesito?
2 rábanos
1 vaso de agua (200 ml)
El jugo de una naranja
¿Cómo preparo mi jugo de rábanos?
Es muy fácil. Vamos a empezar limpiando bien los rábanos. Como ya te hemos señalado, los que contienen más propiedades medicinales son los rábanos negros, no obstante, puedes utilizar los rojos o los blancos.
Ahora corta a trocitos los rábanos y procede a licuarlos junto con el vaso de agua. ¡Muy fácil!
Obtén el jugo de la naranja con el exprimidor.
El siguiente paso también es sencillo: procedemos a mezclar los dos licuados, el de naranja y el de rábanos.
¿Cómo debo tomarlo?
Tómalo 20 minutos antes de tu comida principal del día. Si bien es cierto que el sabor será algo fuerte y picante, la verdad es que sienta muy bien y te va ayudar a hacer mejor la digestión y a absorber los nutrientes de forma óptima.
Puedes tomar este licuado 3 veces por semana.
Después, no dudes incluir esos rabanitos frescos en tus ensaladas.
¡Tu salud lo merece!
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